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Docentes y alumnos de la Udep disfrutaron por casi un año los dulces pasteles y postres que un adolescente paimeño preparaba en una de las cafeterías. Nadie sabía que, con 17 años, ya había estado en Chile, donde cantaba en los buses en busca de dinero para recorrer Santiago visitando a otros pasteleros mientras realizaban su oficio. Por aquellos días aquel muchacho luchaba por un sueño: ser policía. A diario trabajaba y juntaba dinero con el cual pagar sus estudios en Lima.

Luis Miguel Chinchay Rodríguez, cumplirá 23 años dentro de poco y ya ha logrado abrir tres locales de “El Patuso”, su negocio pastelero que está próximo a internacionalizarse en el vecino país del Ecuador. Su mayor crecimiento fue durante la pandemia del Covid-19, la misma que lo obligó a emprender para ganarse la vida. “Dalay”, como le llaman sus amigos, nos comparte su historia de éxito.

Nadar contra la corriente

Para iniciar su negocio pastelero, Luis Miguel Chinchay usó el dinero que venía juntando para postular a la Escuela de la PNP en Lima. Su sueño era convertirse en policía al igual que su hermano. Todos sus esfuerzos se habían concentrado en eso, hasta que llegó la pandemia del Covid-19 y obligó a los negocios a cerrar. Dalay” perdió su empleo.

Hacia marzo del 2020 Luis Miguel había vuelto a trabajar en Piura y seguía en sus planes de ser PNP. Quedó separado de su familia, que estaba en Paimas, hasta que llegaron los días más crudos de la pandemia. Entonces, decidió regresar a Paimas porque no tenía trabajo ni medios para mantenerse en Piura. Tomó su mochila, dos botellas de agua y una linterna, e intentó llegar caminando al seno familiar, porque el transporte interprovincial no funcionaba.

Según narra Luis Miguel, en la ruta a Paimas halló cámaras frigoríficas que tenían pase para transitar, por lo que debió viajar camuflado entre aves, carnes o pescado, con tal de llegar a su tierra. “Al llegar a casa nos abrazamos. Nadie pensaba que yo estaría con ellos”, nos cuenta.

Los días pasaron hasta que llegó la hora de nadar contra la corriente. “Recuerdo que iba a llegar el día de la madre y en Paimas no había ningún negocio de pastelería, entonces vendí mi moto, compré un horno pequeño, una mesa pequeña y unas cremas”, narra Luis Miguel como el inicio de su emprendimiento.

Explica que Facebook le envió un correo sugiriéndole crear una página comercial para aquellas fotos de pasteles que venía coleccionando en su perfil. Cuenta que se dejó llevar, creó la página y la difundió. Los clientes crecieron, dejaban sus teléfonos y recogían sus pedidos. En pocos días ya hacían cola en la puerta de su domicilio.

Tras el inusitado boom pastelero de aquellos días, Luis Miguel optó por abrir su primer local. “La vida me dijo: este tren va a pasar por aquí. Si gustas subes y te va a llevar… Soy un poco aventurero ante la vida. Tiré una moneda y salió cara, entonces abrí el local y me fue bien. Comencé a caminar en este mundo de los negocios. No sabía lo que era una empresa, no estudié para hacerlo”, comenta Luis Miguel entusiasmado, ahora que mira el camino recorrido.

Pasteles en la sangre

Todo parece indicar que Lucho lleva la pastelería en la sangre. Su hermano, Jorge Rodríguez, abrió una panadería hace buen tiempo en la selva, y fue él quien le mostró cómo se desarrolla este negocio, incluyendo la elaboración de pasteles y postres. Ahora Jorge tiene una pastelería en EE UU, y su ejemplo inspira a Luis Miguel para llevar sus pasteles a otro país.

Dalay estuvo en Chile, fue al terminar la secundaria, allí también aprovechó su tiempo para trabajar en pastelería; pero antes de eso, al no tener dinero para movilizarse, cantó en los buses de Santiago pidiendo colaboración a la gente.

Boom ecuatoriano

Hace unos meses, una señora de Macará contactó a “El Patuso” para ser proveedores de tortas en esa ciudad, afrontaron el reto con entusiasmo. La venta fue un éxito, eso lo animó a presentar un proyecto para vender sus tortas en un supermercado ecuatoriano, negocio que también le trajo muy buenos resultados. Ahora, luego de esta experiencia, piensa abrir una tienda en esa zona.

Por estos días, Luis Miguel Chinchay ha sido convocado para ser asesor técnico productivo de Foncodes en Paimas. Fue luego de ayudar a un grupo de mujeres que participó en un concurso de esa institución y ganó el primer lugar. Foncodes reconoció su talento y lo convocó para que forme parte de su equipo.

Escapar de casa

Uno de los primeros trabajos de “Dalay” fue en Udep.

“Recuerdo que vi un aviso en el periódico donde decía que necesitaban una señorita repostera. Yo quise cambiarle el chip, de que no sea una mujer, sino un varón. Me entrevistaron Luis Cragg y su esposa Roxana, ellos pensaron que me había escapado de casa, y tuve que llamar a mis padres en ese momento para que ellos les confirmen que tenía su permiso para trabajar”, narra Luis Miguel. “Al trabajar en Udep aprendí a ser muy estricto conmigo mismo, a ser responsable”, comenta.

Casi un año después se fue a Lima para postular a la Escuela Superior de la PNP. La tarea no fue fácil porque estudiaba de 7 am a 2 pm y trabajaba luego hasta las 12 de la noche. Al terminar el trabajo debía ir a casa para leer varias horas en la madrugada y estudiar con el fin de ingresar a la escuela policial.

Por aquellos días, fue su hermano quien lo motivó. “Mi hermano me enseñó que en la policía la oportunidad se la da uno mismo, a base de esfuerzo”, indica el joven empresario.

El Primer Fracaso

Dalay lloró mucho cuando no ingresó a la Escuela PNP. Se preguntaba: ¿por qué no ingresé si me he esforzado tanto para esto?

Pero el fracaso no lo detuvo. Regresó a Piura a seguir trabajando para juntar dinero y volver a postular a la escuela policial. Trabajó en “El Molino”, donde era el encargado del taller a sus cortos 17 años (ya casi cumplía 18). Era el más joven, pero el que más responsabilidad laboral tenía entre los pasteleros. Poco después llegó la pandemia del Covid destruyendo los sueños de la gente.

Ayuda social

Las acciones de Dalay no solo son positivas en lo laboral. Quien le conoce de cerca sabe que también ha desarrollado labores de ayuda social en su distrito, mucho más en tiempos de pandemia cuando los paimeños clamaban por ayuda.

Conoce todos los detalles de la charla que tuvo Luis Miguel con nosotros, están en nuestro podcast de Spotify. Te dejamos el enlace aquí abajo.

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