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Tras el preocupante aumento de casos de dengue, el Colegio Médico de Piura solicitó a la Dirección Regional de Salud (Diresa) decretar una alerta epidemiológica para hacer frente a este mal, que ha cobrado varias vidas en los últimos años.

¿CÓMO ESTAMOS?

Las causas del aumento de casos de dengue y el síndrome de Guillain-Barré en la región Piura se deben a una compleja interacción de factores.

Por un lado, el pésimo servicio de agua potable ha contribuido a que las personas almacenen agua de manera inadecuada, propiciando la proliferación de mosquitos transmisores del dengue. Esta situación, unida a la falta de medidas preventivas permanentes, ha dejado a la población expuesta no solo al dengue, sino también a otras enfermedades como el Guillain-Barré.

PROBLEMA MULTISECTORIAL

Según el Dr. Jesús Ladines, especialista en enfermedades infecciosas y representante del equipo de intervención epidemiológica de Piura, “el problema no es solo sanitario, es multisectorial”.

La falta de coordinación entre salud, infraestructura y saneamiento está creando un caldo de cultivo para estas enfermedades.

En cuanto a las lecciones no aprendidas para vencer ambos males, Ladines destaca que el país sigue careciendo de una política integral de salud. La atención sanitaria continúa dependiendo de la emergencia del momento, sin un plan a largo plazo que fortalezca el sistema de salud.

“Durante la pandemia éramos héroes, pero ahora volvemos a ser invisibles”, comentó, señalando que, sin un aumento significativo en el presupuesto y una planificación seria, el país seguirá enfrentando epidemias evitables.

SIN RECURSOS NI VOLUNTAD

En su opinión, Ladines afirma que la precariedad en el sector salud no solo se manifiesta en la falta de recursos, sino en la falta de voluntad política para establecer una estrategia sólida que priorice la prevención.

El aspecto clave de la prevención que está fallando es, precisamente, la falta de continuidad en las intervenciones. Las campañas de fumigación y control del vector del dengue suelen iniciarse solo cuando la situación ya es crítica, en lugar de ser un esfuerzo constante a lo largo del año.

«Necesitamos agua continua, necesitamos intervenciones todo el año», advierte el Dr. Ladines. De no realizarse estas intervenciones de manera sostenida, los niveles epidémicos seguirán siendo difíciles de controlar.

«Aunque aún no se observa un aumento significativo en la sala situacional, no podemos bajar la guardia. Si estamos enfrentando esta situación en octubre, es muy probable que se agrave en los próximos meses».

¿QUE HACEMOS SIN PRESUPUESTO?

Ante la falta de presupuesto, el Dr. Ladines plantea que el enfoque debería centrarse en la capacitación práctica y teórica de los equipos de salud para que puedan detectar y tratar el dengue desde sus primeras etapas. Sin embargo, reconoce que sin un financiamiento adecuado, las medidas serán insuficientes.

“Estamos condenados a trabajar con lo básico”, lamentó, añadiendo que se necesitaría una mayor intervención de las autoridades locales, como los alcaldes, quienes deben asumir un papel más activo en la gestión de la salud de sus comunidades.

AMENAZA SERIA

Finalmente, Ladines subrayó que el dengue hemorrágico sigue siendo una amenaza seria, especialmente en pacientes con comorbilidades o sistemas inmunológicos debilitados. Aunque los serotipos del dengue son similares en cuanto a síntomas, el desenlace depende en gran medida del estado de salud previo del paciente.

“La hemorragia es lo más temido, y aquí la prevención y el monitoreo temprano son esenciales”, remarcó, destacando la importancia de la educación y la responsabilidad compartida para combatir la propagación de ambas enfermedades.

UNA LUCHA DE TODOS

De igual forma, el Dr. Ladines insistió en que, ante la falta de recursos, la comunidad debe asumir un rol más activo en la prevención.

«No podemos depender únicamente del sistema de salud, necesitamos que las personas sean conscientes de cómo almacenar agua de manera segura y cómo eliminar criaderos de mosquitos», señaló. 

También destacó la importancia de las campañas de concienciación, que deben involucrar a todos los sectores de la sociedad, desde las escuelas hasta las municipalidades, para generar un cambio cultural en la forma de enfrentar estas enfermedades. Sin esta participación activa, el control del dengue y otras enfermedades similares seguirá siendo una batalla cuesta abajo.

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