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La transformación del ejercicio del periodismo con el avance tecnológico

El periodismo ha cambiado drásticamente con la evolución de las tecnologías digitales. Según un informe del Reuters Institute, solo el 35 % de la audiencia en Perú confía en sus medios, una cifra alarmante que refleja el deterioro de la credibilidad periodística

En ese contexto, Raquel Ramos Rugel, docente de periodismo de la Universidad de Piura (UDEP), señala que el desarrollo tecnológico siempre ha sido un impulsor de nuevos modos de comunicación, transformando tanto la forma en que se construyen las noticias como el modo en que las audiencias las consumen. 

Desde la aparición del telégrafo hasta la era de las redes sociales, el periodismo ha experimentado una constante adaptación. Sin embargo, en la actualidad, el impacto es más profundo debido a la digitalización y la obsesión por medir el “consumo” de noticias en redes, lo que muchas veces desvía la misión periodística de informar sobre lo que es realmente importante.

Liza Higuera, también docente en la UDEP, complementa esta idea al subrayar que la inmediatez de la información, exacerbada por el auge digital, ha provocado una disminución en la rigurosidad periodística. La velocidad con la que se busca publicar contenido ha derivado en la proliferación de desinformación, especialmente cuando los periodistas y medios priorizan el clickbait (estrategia de contenido en internet que busca captar la atención de los usuarios mediante títulos sensacionalistas que rozan lo engañoso) por encima de la verificación de los hechos.

Inmediatez y desinformación: un dilema para la credibilidad

Ambas docentes coinciden en que la obsesión por ser el primero en publicar una noticia afecta directamente la calidad de la información. Ramos destaca que, en la actualidad, los periodistas parecen más centrados en producir el contenido que las audiencias demandan, basándose en métricas de consumo y olvidando la responsabilidad de explicar el significado e implicancias de los hechos. Esta falta de profundidad ha llevado a que las audiencias confundan hechos con opiniones y, peor aún, ha erosionado la confianza en los medios de comunicación.

Por su parte, Higuera advierte que la desinformación no solo afecta la credibilidad de los medios, sino que tiene un impacto negativo en la sociedad en general. La creciente confusión entre lo que es noticia y lo que es opinión, especialmente en plataformas digitales, contribuye a esta crisis.

La necesidad de un periodismo más humano y colaborativo

A pesar del panorama sombrío, tanto Ramos como Higuera coinciden en que el periodismo tiene una salida: volver a sus raíces. Ramos resalta que el buen periodismo debe regresar a los principios que garantizan su calidad, tales como la corroboración de la información, la consulta de fuentes diversas y la búsqueda constante de la verdad. El periodismo debe priorizar lo que es trascendente y explicar las consecuencias de los hechos, más allá de los intereses económicos o políticos.

Higuera añade que el periodismo colaborativo, especialmente en el ámbito del análisis de datos, ofrece una luz de esperanza. El uso de herramientas tecnológicas, como algoritmos para analizar grandes volúmenes de información, permite un periodismo de investigación más profundo y riguroso. Sin embargo, insiste en que es vital que los periodistas no pierdan de vista lo humano en las historias que cuentan. En una era de postverdad, el periodismo debe humanizar las narrativas y ofrecer a las audiencias un análisis comprensivo y honesto de la realidad.

El desafío de la formación de periodistas en la era digital

Otro punto crucial es la formación de los nuevos periodistas. Higuera subraya la importancia de que las universidades asuman la responsabilidad de formar profesionales críticos, con una sólida base humanística. El uso excesivo de smartphones y la dependencia de las redes sociales ha generado deficiencias en el desarrollo cognitivo de los jóvenes, lo que afecta su capacidad para abordar la información de manera crítica y profunda.

Ramos también destaca que el reto no solo está en el manejo de las nuevas tecnologías o los lenguajes digitales, sino en formar periodistas que comprendan su papel como garantes de la democracia. En un entorno donde las empresas mediáticas valoran a sus periodistas por métricas de consumo, es fundamental recordar que el periodismo tiene como fin último la búsqueda de la verdad, no la acumulación de clics.

Un periodismo comprometido con la verdad

En un contexto global donde la desinformación y la manipulación de contenidos proliferan, tanto Raquel Ramos como Liza Higuera insisten en la urgencia de volver a un periodismo comprometido con la verdad. La obsesión por la inmediatez y la medición ha afectado la credibilidad de los medios, pero no todo está perdido. Volver a las bases del buen periodismo, humanizar las historias y priorizar la verdad sobre los intereses comerciales y políticos son los retos a los que debe enfrentarse el periodismo en la era digital.

El reto no es menor: recuperar la confianza de la audiencia y fortalecer la democracia. Para lograrlo, es esencial que los periodistas mantengan un compromiso inquebrantable con la rigurosidad, la verdad y el contexto de los hechos que narran.

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