Las constantes decepciones y traiciones entre políticos y ciudadanos han creado un ciclo interminable de distanciamiento y desconfianza entre ellos. Recientemente, esto se ha evidenciado en la crisis desatada en Sondorillo entre el gobernador regional de Piura, Luis Neyra, y los pobladores, quienes se resisten a establecer un diálogo conciliador para dar fin al conflicto entre ellos. ¿Cuál es la raíz de esta situación? ¿Por qué no existe disposición de diálogo? ¿Hasta dónde puede la población presionar a sus gobernantes? Estas son las dudas que surgen en este caso.
Ruptura del pacto social
El experimentado sociólogo y catedrático universitario, Doctor Juan Manuel Cortéz Vásquez, señala que los conflictos de la región Piura tienen su origen en la ruptura del pacto social.
Este pacto, que representa el acuerdo entre los gobernantes y el pueblo, implica que los ciudadanos delegan su poder a las autoridades a cambio del compromiso de aquellas para buscar su bienestar. Sin embargo, cuando este acuerdo no se cumple, se quiebra la confianza y la población se ve obligada a recurrir a mecanismos de presión.
El profesional destaca que «el no cumplimiento del pacto social implica que una de las dos partes traiciona a la otra”.
La presión social como respuesta ante la inacción política
Uno de los ejemplos más claros de esta ruptura se encuentra en Sondorillo, donde la población, ante la ausencia de respuestas del gobernador regional, ha exigido su presencia para atender sus demandas.
Si bien el sociólogo no justifica esta actitud de los pobladores, explica que esta presión social es una consecuencia directa de la falta de acción por parte de las autoridades.
Se aplica en este caso la siguiente inducción: «cumplí mi primera parte, voté por ti, te di mi confianza, te delegué mi poder, pero tú no cumples».
Para Juan Cortéz, la desconfianza también se evidencia en el rechazo a proyectos mineros, tal como sucedió en el caso Majaz, donde la población percibió que los políticos buscan aprovecharse de los recursos naturales sin tener en cuenta el bienestar de la comunidad.
Diálogo y confianza: pilares de una solución sostenible
El Dr. Cortéz enfatiza que la negativa al diálogo por parte de las autoridades no es solo una forma de imposición, sino una manifestación de «violencia política», ya que los gobernantes recurren a la fuerza como respuesta.
Para él, la única salida a esta crisis es tender puentes entre la población y el poder político.
“Se debe tener mediadores de confianza que permitan retomar el diálogo sistemáticamente. Cuando existen casos de orgullo posicional, es mejor optar por este método efectivo”, recomendó.
Se entiende que “orgullo posicional” es la negativa a retroceder la propia actitud y se aplica para ambas partes.
Urge la veracidad en la gestión pública
Cortéz resalta que la veracidad en la gestión pública es esencial para sanar la relación entre el pueblo y sus líderes.
«Deben existir acciones concretas, reales, fácticas, que demuestren esa veracidad», señala, insistiendo en que la confianza solo puede recuperarse si las autoridades muestran un verdadero compromiso con sus promesas.
Sin este elemento, el pacto social seguirá roto, y la sociedad seguirá recurriendo a la presión como única vía para ser escuchada, al verse sumida en la desconfianza.
Reconstruir el pacto social: un desafío de legitimidad
Cortéz sugiere que la crisis en Piura no es solo una cuestión de gestión de recursos, sino de legitimidad. Sin un pacto social sólido, donde gobernantes y gobernados se comuniquen y cooperen de manera efectiva, el conflicto continuará.
La clave para superar esta crisis radica en restablecer el diálogo, cumplir con las promesas y recuperar la confianza.
Sondorillo y Luis Neyra
El conflicto entre comuneros de Sondorillo y el gobernador de Piura, Luis Neyra, se intensifica por su negativa a dialogar en la zona. La protesta ha provocado bloqueos, pérdidas económicas y desabastecimiento. El alcalde de Huancabamba respalda el reclamo y pide que el gobernador acuda a Sondorillo para resolver la crisis.
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